domingo, 26 de mayo de 2019

Olga Orozco, Cantos a Berenice

Sí, tú, mi otra yo misma en la horma hechizada de otra piel

ceñida al memorial del rito y la pereza.

No fetiche, donde crujen con alas de langosta los espíritus puestos a secar;

no talismán, como una estrella ajena engarzada en la proa de la propia tiniebla;

no amuleto, para aventar los negros semilleros del azar;

no gato en su función de animal gato;

sino tú, el tótem palpitante en la cadena rota de mi clan.

¡Ese vínculo como un intercambio de secretos en plena combustión!

¡Ese soplo recíproco infundiendo las señales del mal, las señales del bien,

en cada tiempo y a cualquier distancia!

¡Esas suertes ligadas bajo el lacre y los sellos de todos los destinos!

¿No guardabas acaso mi alma ensimismada como una tromba azul entre tus siete vidas?

¿No custodiaba yo tus siete vidas,
semejantes a un nocturno arco iris en mi espacio interior?

Y este rumor y ese gorgoteo,

este remoto chorro de burbujas soterradas

y ese ronco zumbido de abejorro en suspenso entre los laberintos de tu sangre,

¿no serían acaso mi mantra más oculto y tu indecible nombre

y la palabra perdida que al rehacerse rehace con plumas blancas la creación?

OLGA OROZCO
poema X
de Cantos a Berenice 1977
en la antología
RELÁMPAGOS DE LO INVISIBLE
Ed. FCE 2009

jueves, 16 de mayo de 2019

René Char, ENCART

René Char
ENCART de LE CHIEN DE COEUR (en LE NU PERDU)
(ENCARTE-INSERTO)

Los caminos que no prometen la tierra de su destino son los caminos amados.

La generosidad es presa fácil. Nada es más atacado, confundido, difamado. Generosidad que crea nuestros futuros torturadores, nuestras estrecheces, sueños escritos con tiza, pero también la calidez que una vez recibe y, dos veces, da.

Ya no hay más pueblo-tesoro (tierra-prometida), sino, paso a paso, el conocimiento infinito del rayo para los sobrevivientes de este pueblo.

La lluvia, escuela de crecimiento, encoge el cristal por el cual la observamos.

Pedimos a lo imprevisible que decepcione a lo esperado. Dos extraños implacables para contradecirse mutuamente, ¡y para fundirse juntos si hay encuentro final!

En amor, en poesía, la nieve no es el lobo de enero, sino la perdiz de la renovación.


ENCART (original)
Les routes qui ne promettent pas le pays de leur destination sont les routes aimées.
La générosité est une proie facile.
Rien n'est plus attaqué, confondu, diffamé qu'elle.
Générosité qui crée nos bourreaux futurs, nos resserrements, des rêves écrits à la craie, mais aussi la chaleur qui une fois reçoit et, deux fois, donne.
Il n'y a plus de peuple-trésor, mais, de proche en proche, le savoir vivre infini de l'éclair pour les survivants de ce peuple.
La pluie, école de croissance, rapetisse la vitre par où nous l'observons.
Nous demandons à l'imprévisible de décevoir l'attendu.
Deux étrangers acharnés à se contredire — et à se fondre ensemble si leur rencontre aboutissait!
En amour, en poésie, la neige n'est pas la louve de janvier mais la perdrix du renouveau.

(otra mejor traducción de Jorge Riechmann
en EL DESNUDO PERDIDO
con Prólogo de Albert Camus
ED. Hiperión 1995)

viernes, 3 de mayo de 2019

Federico Muelas, de Junco

JUNCO
Si pudieras pensar lo que yo pienso...
Pero no, tú has nacido
para robar al río
una delgada línea de paisaje.
Tu pensamiento, junco, es tan sencillo
como tu forma escueta.
Apenas eres nada...
                                  
                                     Si la araña
prendiera de tu mástil
el entramado fácil de sus redes,
complicaría un punto
tu inocente ofensiva
de eterna caña sin anzuelo. Entonces,
tendrías una leve
inquietud de velamen, soñarías
con impulsar la orilla
alterando el espejo
tranquilo del meandro allá en el fondo...
(Los chopos te darían
sus profundos consejos y los álamos
su multitu de adioses,
en tanto se agrupaba
en la más verde orilla
ese blancho tropel de colegialas,
las margarita últimas...)
¡Cómo te temerían
las breves mariposas, las hormigas,
que hoy tranquilas, ascienden
hasta el remate agudo de tu cuerpo!
En la alta noche quieta,
-¡vertical de la estrella en el silencio!-
la cuadrícula densa de tus redes
precisaría en el cristal del río
la exacta posición de las estrellas.
Serías la bandera
de la ribera toda y poseído
de tu símbolo, junco, te verías
como lírica síntesis de todo.
¡Qué no daría
porque ocurriese así! Yo te amo tanto
que rehuyo las aguas
agitar en tu orilla porque temo
sufras con el torcerse de tu imagen
y tú me correspondes
-cortesano de altivas impotencias-
inclinándote digno cuando paso.
Pero todo es inútil, tú eres
un pensamiento sólo, tan preciso,
que nunca fuiste cauce ni sendero:
jamás guiaste el transitar del agua
ni le diste tu hombro al caminante.
Y no hay en ti inquietud, junco, tú eres
estuche no de agua, de crístales
eternamente quietos.
En tu sendero
hubo un helado florecer de estatuas...
¡Ni la tímida proa
de la humilde canción más escondida;
ni páramo de luces fugitivas;
ni brote asido al ancla de la duda!
¡El encanto siquiera
de apagarte en tu tránsito,
como esa estrella errante ya olvidada!
Por ello te hallo siempre tan tranquilo,
eternamente tú y en ti todos
tus hermanos. ¿No miras,
que hay fuente, árbol y rosa,
y estrella y nube y pájaro
Pero no, tú eres tú, junco... ¡Es inútil
mi ardiente anhelo de que tengas ramas!

Federico Muelas 1910-1974
"piedracelismo conquense"


miércoles, 1 de mayo de 2019

Jaramillo, otro, copia

No espero al otro
que también soy yo.


Mi doble no es el huesped:
es probable que quien viene
sea el original y yo la copia.

Tal vez solamente un borrador




Darío Jaramillo Agudelo
El cuerpo y otra cosa
Ed. Pre-textos 2016