La puerta de la poesía no tiene llave ni cerrojo: se defiende por su calidad de incandescencia.
Sólo los inocentes, que tienen el hábito del fuego purificador, que tiene dedos ardientes, pueden abrir esa puerta y por ella penetran en la realidad.
El poeta mediante el verbo no expresa la realidad, sino que participa de ella.
ALDO PELLEGRINI
"Se llama poesía a todo aquello cierra la puerta a los imbéciles"
PARA CONTRIBUIR A LA CONFUSIÓN GENERAL
Ed. Leviatan, Buenos Aires1975
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